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Miguel Hernández / Joan Manuel Serrat - Nanas de la cebolla















Joan Manuel Serrat editó esta antología poética en el
año 1972, integrando el disco las siguientes canciones:

01 - Menos tu vientre
02 - Elegía
03 - Para la libertad
04 - La boca
05 - Umbrio por la pena
06 - Nanas de la cebolla
07 - Romancillo de mayo
08 - El niño yuntero
09 - Cancion última
10 - Llego con tres heridas

Miguel Hernández Gilabert, nació en Orihuela el 30 de octubre de 1910, y falleció en Alicante (España) el 28 de marzo de 1942.
Fué un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se lo ha encuadrado en la generación del 36, mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado como "genial epígono de la generación del 27".
El hambre, la miseria, la muerte y la censura, eran partes de la vida cotidiana de la España franquista, especialmente en los primeros años, en los que se castigó y asesinó a sus máximos opositores políticos, o como Miguel Hernández, "difamadores" de propaganda en contra del régimen franquista, en la que se instaba al pueblo a la sublevación, a la lucha, a la no rendición a favor de los fascistas.
Miguel Hernández y su familia, sufrieron las consecuencias de esta guerra, como muchísimas otras familias anónimas, que experimentaron el hambre, la pérdida y/o separación de sus seres queridos, y posteriormente, el obligado olvido de estos hechos.
En 1939, ya en prisión, y solo dos meses y medio después del fallecimiento de Manuel Ramón su otro hijo, nace Manuel Miguel.
Cuando su esposa Josefina le envía a la cárcel de Torrijos de Madrid una foto de su hijo con siete meses, el padre comenta:

"No pasa un momento sin que lo mire y me ría, por muy serio que me encuentre, viendo esa risa tan hermosa que le sale delante de los cortinones y encima del catafalco ese en que está sentado. Esa risa suya es mi mejor compañía aquí y cuanto más la miro más encuentro que se parece a la tuya. Y los ojos, y las cejas y la cara entera. Este hijo nuestro, por quien no debes perder el ánimo y la confianza en esta vida, es más tuyo que mío. El otro era más mío..."

Un mes después, en otra cariñosa carta, la sorprende con estas "Nanas de la cebolla", una de las más trágicas canciones de cuna de toda la poesía española.
A Miguel le había afectado la noticia recibida días antes de que Josefina sólo comía pan y cebolla (no cebolla sola, como algunos confunden).
Hay que recordar la eterna frase coloquial "contigo pan y cebolla", que en este caso se hace trágicamente verdadera, aunque comenta Josefina que tenía que alegrarse Miguel en aquellas circunstancias, al saber que al menos comía algo de pan.
Todo esto, claro está, bajo los efectos de las penurias, desolación, el hambre, los tratos vejatorios, la soledad y la desesperanza que producen a un ser humano, el estar enjaulado y condenado a muerte.
Cuando el poeta recibe la carta de Josefina, permaneció recluído con una gran depresión en los dormitorios, sin salir al patio de la prisión.
Después de dos días de "autoreclusión", apareció en el patio y recitó de memoria este bello poema a sus compañeros. Así explicaba Miguel en su carta:

"Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil.
El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando estas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme...".

Este ramo de nanas está construído en doce estrofas con aire de seguidilla (versos heptasílabos y pentasílabos con rima asonante), inusual poema largo para un género breve y festivo. Desdramatiza el autor el contenido angustioso con la gracia del ritmo y la ternura de imágenes, en ascética lumbre de verbos y sustantivos ermitaños.
Son versos breves y concisos para captar rápidamente la atención del lector, y directos para dar así una imágen de espontaneidad, como si hubiera sido precipitado, sin haberlo meditado demasiado, algo que no se corresponde con la realidad pues es un texto muy elaborado.
Utiliza un tono vocativo, y en ocasiones exclamativo, para dar asi más musicalidad y expresividad a esta alegoría. Abundan las frases metafóricas, algunas anáforas, exclamaciones y frases casi exhortativas.
Este poema fantástico, con gran carga emocional, nos acerca mucho a esa situación en la que se veían sumidas miles de familias durante y después de la guerra civil española.
Al acabar el conflicto, no finalizaron las persecuciones hacia los perdedores (bando republicano) y sus familias, sino que continuaron, fueron duramente amonestados, y en muchas ocasiones pagaron con su vida.
En 1942, con solo 31 años Miguel Hernández cae gravemente enfermo, y muere en el reformatorio de adultos de Alicante.


"La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre".

*(Las estrofas cuarta, séptima y novena, no están incluídas en la canción interpretada por Joan Manuel Serrat)